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Al inicio, te exiges tanto como lo hacías en la oficina, pero con el tiempo, somos tan adaptables que se nos olvida que todo debe tener límites, reglas o planificación para que funcionemos adecuadamente.

Trabajar en pijama:
Quizás es uno de los malos hábitos más normales de quienes trabajamos desde casa. Acéptalo, en algún momento despertaste y caminaste directo a la computadora para empezar a trabajar, llegó el medio día y te diste cuenta que ni te habías cepillado. Caminar de la cama a la oficina en casa es típico, pero aveces esa acción no permite que tengamos una rutina más disciplinada o productiva.

¿Te alimentas mal?
No sólo no te has cepillado, olvidaste desayunar por la premura de conectarte al despertar y al medio día tu estómago pide nutrirse, pero resulta que tienes un par de galletas cerca y con un jugo podrás saciar el hambre que en ese momento te invade. No respetas los tiempos de comida y tampoco te acercas a la cocina a preparar algo saludable. Pasaste de comer la sopa instantánea que calentabas en el microondas de la oficina, a la sopa instantánea del microondas en casa. Evalúa tu alimentación o de repente algo fallará en tu cuerpo, mejor prevenirlo a tiempo.
No manejar un horario de trabajo:
Para que una persona sea productiva no necesita de 24 horas de trabajo continuo, en realidad, necesita de un horario bien planificado y lapsos productivos. Aveces, puedes pasar 10 horas frente a la computadora y no producir nada. Pero, puedes trabajar por 4 horas en donde la productividad puede ser óptima. Evalúa en qué momento eres más productivo y establece un horario de trabajo para aprovechar esos lapsos, en lugar de perder el tiempo por largos periodos.

¿Haces ejercicio?
Despiertas de la cama a la computadora, olvidas desayudar, comes comida poco saludable, pasas más de 10 horas frente a la computador y no dedicas ni 20 minutos a ejercitarte. No falta que lo aclare, tu sabes que esta mal, que ese estilo de vida en realidad no te permitirá llevar muy lejos. Dedica un par de horas a ejercitar tu cuerpo, para que tu productividad sea mayor.
No tomar vacaciones:
Somos esclavos del tiempo, adictos al trabajo, dedicados al 100% a lo que tanto nos apasiona: llueva, truene o relampaguee seguimos allí, conectados al mundo desde nuestra casa, conociendo personas virtualmente, haciendo negocios, ganando dinero, pero y ¿las vacaciones para cuándo? No te olvides de tu familia, amigos, seres no virtuales que quieren pasar un tiempo contigo, en el mundo offline y aveces se pasa un año entero sin que tomes un descanso que sin duda es necesario.

Trabajar con distracciones:
Los pagos de la casa, la televisión, el mercado, los videojuegos, bañar a la mascota, la visita de amigos y un sin fin de actividades que pueden distraernos del trabajo. Las personas a nuestro alrededor aveces no comprenden que, aunque estamos en casa “estamos trabajando” en serio, no estamos jugando en la computadora, nuestro tiempo allí representa perdidas y ganancias. Por ello, detecta tus distracciones y busca alternativas para la productividad.